Usos y precauciones generales
Los analgésicos se usan comúnmente para dolor de cabeza, muscular, articular, postoperatorio y en enfermedades crónicas como el cáncer. Cada tipo tiene sus propios efectos secundarios.
Los no opioides pueden causar irritación gástrica, daño hepático (especialmente el paracetamol en dosis altas) y problemas renales. Los opioides provocan náuseas, somnolencia, estreñimiento y el temido riesgo de dependencia.
Las precauciones son clave: nunca combines medicamentos sin supervisión médica y no abuses de los opioides por su potencial adictivo. Es especialmente importante ajustar dosis en niños, ancianos y personas con problemas hepáticos o renales.
Recuerda: Algunos analgésicos son de venta libre, pero esto no significa que sean completamente inofensivos si se usan incorrectamente.