Tratamientos que realmente funcionan
El tratamiento depende totalmente del tipo de problema renal que tengas. Para la enfermedad aguda, si es por deshidratación, necesitarás sueros como cristaloides (suero salino al 0.9% o Ringer lactato) para rehidratarte rápidamente.
En la enfermedad crónica, el enfoque es controlar las causas principales. Esto significa mantener tu presión arterial bajo control con medicamentos y reducir el sodio a máximo 3000 mg al día. Si eres diabético, mantener el azúcar en niveles normales es crucial.
La alimentación es clave: tendrás que vigilar tu consumo de proteínas, sal, líquidos, potasio y fósforo para no sobrecargar tus riñones ya dañados. Perder peso también ayuda muchísimo.
Si la enfermedad progresa demasiado, las opciones finales son la diálisis o el trasplante de riñón. Suena intimidante, pero estos tratamientos han salvado millones de vidas.
Tip práctico: Los cambios en el estilo de vida pueden ser tan efectivos como los medicamentos para frenar el daño renal.