Anatomía superficial del tórax
Si realizamos una disección en el tórax, encontramos varias capas de tejidos organizadas desde la superficie hasta la profundidad:
La piel es la capa más superficial y protectora, compuesta por tres capas: la epidermis (con cinco estratos: córneo, lúcido, granuloso, espinoso y basal), la dermis (con dos estratos: papilar y reticular) y la hipodermis.
Debajo de la piel encontramos el tejido celular subcutáneo, seguido por la fascia pectoral, donde descansa el seno mamario en las mujeres.
Los músculos principales se organizan en capas: primero el pectoral mayor, seguido del serrato anterior. Más profundamente encontramos la fascia clavipectoral, el músculo pectoral menor y el músculo subclavio.
La capa más profunda es la fascia profunda del tórax que recubre los espacios intercostales y sus estructuras.
En la región superficial del tórax también se encuentran importantes elementos nerviosos como los nervios supraclaviculares (C3 y C4), los nervios cutáneos anteriores y los ramos de los nervios intercostales, que proporcionan inervación sensitiva a la piel.
💡 El triángulo deltopectoral, formado entre los músculos deltoides y pectoral mayor, es un punto de referencia anatómico importante donde se puede localizar la vena cefálica, utilizada frecuentemente para acceso venoso.
Esta organización en capas proporciona tanto protección como funcionalidad a las estructuras del tórax, permitiendo la respiración y los movimientos del brazo.