Enlaces Químicos: La Base de la Materia
Los enlaces químicos son fuerzas que mantienen unidos a los átomos en moléculas o compuestos. La electronegatividad juega un papel crucial en la formación de estos enlaces, ya que determina la capacidad de un átomo para atraer electrones cuando forma un enlace.
El enlace covalente se forma cuando dos no metales comparten electrones para alcanzar estabilidad. Existen dos tipos principales: el covalente no polar, donde los electrones se comparten equitativamente (como en O₂), y el covalente polar, donde hay una distribución desigual que crea un dipolo molecular.
El enlace iónico ocurre cuando un metal cede electrones a un no metal, formando iones con cargas opuestas que se atraen. Estos compuestos tienen altos puntos de fusión y ebullición, y suelen ser solubles en agua debido a la fuerte atracción electrostática entre los iones.
💡 Dato interesante: La sal de mesa (NaCl) es un ejemplo perfecto de enlace iónico, donde el sodio (metal) cede un electrón al cloro (no metal), creando una estructura cristalina estable.
En el enlace metálico, los átomos de metal comparten una "nube" de electrones que se mueven libremente. Esto explica por qué los metales conducen bien la electricidad, pueden deformarse sin romperse (maleabilidad) y presentan ese característico brillo metálico que conocemos.
Las fuerzas de Van der Waals son interacciones más débiles entre moléculas, pero fundamentales para explicar propiedades como los puntos de ebullición. Incluyen fuerzas de dispersión (London), interacciones dipolo-dipolo y fuerzas dipolo inducido.