Geografía Estratégica: Las Siete Colinas y el Tíber
Roma no se convirtió en potencia mundial por casualidad. Su ubicación en el centro de Italia la puso en el lugar perfecto para controlar las rutas comerciales entre el norte y sur de la península, y entre el Mediterráneo oriental y occidental.
Las siete colinas (Aventino, Palatino, Capitolino, Quirinal, Viminal, Esquilino y Celio) no solo ofrecían defensas naturales, sino que organizaron la ciudad desde el principio. El Palatino fue donde vivieron los primeros habitantes, el Capitolino se convirtió en el centro religioso, y el Aventino albergó principalmente a los plebeyos.
El río Tíber era como la autopista principal de Roma. No solo daba agua y alimento, sino que conectaba la ciudad con el mar Tirreno a través del puerto de Ostia. Esto convirtió a Roma en un centro comercial súper importante desde sus inicios.
Dato clave: La geografía romana era tan estratégica que básicamente garantizaba que cualquier poder que controlara esas colinas dominaría gran parte de Italia.