Las acciones virtuosas y su importancia
Aquí viene una de las ideas más poderosas de Aristóteles: la virtud solo existe cuando se practica. Es como decir que no puedes ser un buen futbolista solo leyendo sobre fútbol - tienes que salir a la cancha y jugar.
Para que una acción sea verdaderamente virtuosa, debe cumplir tres condiciones: primero, debes saber lo que estás haciendo; segundo, debes elegir hacerlo libremente; y tercero, debes actuar desde un carácter firme y estable. No vale hacer algo bueno por casualidad o porque te obligaron.
El concepto de "término medio" es súper práctico en la vida real. Por ejemplo, la generosidad está entre la tacañería y el despilfarro. La clave es encontrar el punto justo para cada situación - ser generoso con un amigo en problemas, pero no tanto que te perjudiques a ti mismo o a tu familia.
Aristóteles es muy claro: las acciones crean hábitos, y los hábitos crean el carácter. Si quieres ser valiente, debes actuar valientemente hasta que el valor se convierta en parte de tu personalidad. Es un proceso gradual pero seguro.
Tip práctico: Cada vez que tomes una decisión, pregúntate: "¿Qué haría la versión más virtuosa de mí mismo?" y actúa en consecuencia. Con el tiempo, se volverá natural.